1976-1982 José López Portillo y Pacheco

Inició su mandato presidencial en medio de un ambiente de incertidumbre y bajo el impacto psicológico de la devaluación decretada por su antecesor, la que significaba el fracaso del nuevo rumbo por el que Echeverría había tratado, sin éxito, de impulsar la economía del país. A los ojos de propios y extraños, el modelo de “desarrollo compartido” había demostrado no ser una opción viable para corregir las diferencias del modelo de desarrollo estabilizador que el propio presidente saliente criticara al principio de su administración; correspondía ahora a su sucesor enmendar las fallas de la fracasada política económica. Cimentó su prestigio como gobernante en la premisa fundamental de que había sido electo para administrar la crisis.
Pero sobre todo para él, era de gran importancia lograr reconciliación con los miembros del sector empresarial resentidos contra el sistema político. Bajo las difíciles condiciones socioeconómicas en que se encontraba el país, era imprescindible para el nuevo gobierno recuperar el apoyo de la iniciativa privada puesto que era necesaria la colaboración de este sector para llevar a la práctica un plan de reformas capaz de solucionar la crisis financiera.
Política
Con la reforma política se buscaba un doble propósito; por un lado se trataba de institucionalizar las demandas de apertura política de la disidencia, impidiendo que ésta tomara el camino de la subversión como había sucedido en el sexenio anterior; por otra parte se pretendía otorgar a las instituciones públicas una mayor representatividad política y social, permitiendo que el Estado ensanchara las posibilidades de representación política de modo tal que se pudiera captar “ el complicado mosaico ideológico nacional de una corriente mayoritaria, y de las pequeñas corrientes que, difiriendo en mucho a la mayoritaria, forma parte de la nación.
Se llevó a cabo una reforma en la administración pública, pues se advirtió que el Estado estaba perdiendo eficacia en virtud de haber crecido desmesuradamente. En su estructura orgánica, la administración pública federal está integrada por dos sectores: la administración centralizada y el sector paraestatal, y precisamente este ultimo sector el que había llegado a ser inmanejable por sus grandes dimensiones, aparte de que algunas de sus entidades ya no tenían razón de ser.
El petróleo y su influencia en el cambio de rumbo en la política exterior. Al inicio del gobierno de López Portillo, todo parecía indicar que la política exterior de México retornaría a la postura aislacionista y de buenas relaciones con EU, no obstante, el 1979 las cosas parecieron cambiar de súbito y el remoto a la política tradicional fue aplazado.
Economía
Al llegar López Portillo a la presidencia de la república en diciembre de 1976, la economía se encontraba en una situación tal de crisis que se llegó a considerar como la más seria desde los tiempos de la posguerra. Las reservas monetarias del país habían sufrido una brusca reducción. En el discurso de toma de posesión de José López Portillo ayudó a aliviar en algo el ambiente de incertidumbre que prevalecía en la mayoría de los sectores del país. Ante la gravedad de la situación, el nuevo presidente anunció que instrumentaría una política económica al cumplirse en tres etapas: a) dos años para superar ka crisis; b) dos alos para estabilizar la economía, y c) dos años para reanudar el crecimiento sobre bases no inflacionarias.
En su primer informe de gobierno, indicó que el petróleo representaba la mejor oportunidad para que México lograra su independencia económica y la solución de sus problemas internos. Por ello uno de los primeros proyectos de su política económica, fue impulsar la explotación de los nuevos recursos a fin de utilizar su exportación como base primordial de la reactivación económica que pretendía.
En su segundo informe de gobierno, en septiembre de 1978, declaró que las reservas seguras de petróleo ascendían a 20 mil millones de barriles, las probables a 37 mil millones, y las potenciales a 200 mil millones. Más aun, manifestó que la crisis económica heredada del sexenio anterior había terminado y que el petróleo jugaría un papel fundamental en el futuro económico del país.
Sociedad y Cultura
Política obrera. Al comienzo de este periodo las condiciones cambiaron para el movimiento obrero organizado en el sindicalismo oficial; desde los primeros momentos del sexenio ante la aparente necesidad de sacar al país de la crisis económica, el presidente de propuso establecer la alianza para la producción, cumplir el convenio con el FMI que firmara su antecesor y restablecer las relaciones del gobierno con el empresariado nacional; todas esas acciones implicaban el tener que negociar con el movimiento obrero una política de restricciones salariales que le permitiera mantener la estabilidad y recuperar el dinamismo de la economía
A pesar de que la insurgencia obrera no se manifestó de la manera radical e incluso violenta que lo hiciera en el período echevirrista, hubo una serie de movimientos sociales y huelgas, generalmente motivados por razones económicas, pues aun cuando el auge petrolero hizo cobrar confianza en el futuro económico del país, la bonanza no alcanzó a impactar positivamente en el poder adquisitivo de las clases trabajadoras.