1940-1946 Manuel Ávila Camacho

Durante su gobierno su lema fue “Unidad Nacional”, y esto estaría presente en todas las políticas y los actos de su gobierno. Desde su campaña electoral se comprometió a darle énfasis a la conciliación de los intereses que defendían las diversas clases sociales con el fin de crear condiciones favorables a la industria del país.
Con ese enfoque se sustentaba el programa del Segundo Plan Sexenal, en el cual se proponía consolidar las acciones mas importantes del gobierno de Cárdenas pero viendo ahora hacia las nuevas posibilidades definidas de progreso. El programa seguía manejando el concepto de la lucha de clases, solo que no se consideraba ni posible ni conveniente conducirla hasta sus ultimas consecuencias. Por lo tanto se garantizaba que el gobierno de Ávila Camacho no sería hostil a la empresa privada, siempre que ésta respetara las justas aspiraciones populares.
En el plan: se abandonó lo calificativo de socialista al hablar de educación, en lo referente a lo agrario, se continuaría apoyando al ejido colectivo, pero al mismo tiempo se prometía que se habría de definir claramente el estatuto de la pequeña propiedad. En el aspecto social, señalaba algunas reformas importantes, como la creación del Seguro Social, el establecimiento de un salario mínimo por zonas geoeconómicas y el otorgamiento de los derechos políticos a las mujeres.
Uno de los proyectos más importantes de la política del gobierno de Ávila Camacho fue consolidar el Partido de la Revolución, de modo que fuera el aparto electoral del Estado lo cual implicaba hacer unos cambios tanto en lo concerniente a la cuestión doctrinal como en la organización. Manuel Ávila Camacho consideraba necesaria la reorganización del PRM, por que la imagen del radicalismo que presentaba no concordaba con la nueva política de conciliación.
Durante el gobierno de Ávila Camacho se mostró la tendencia hacia el civilismo, sobre todo a partir de la supresión del sector militar en el PRM. Quedaba manifiesto que al fortalecerse el estado y al institucionalizarse la Revolución en una amplia base social compuestas por las capas medias de las sociedad, no era ya necesario que los presidentes fueran militares, sino que, debería propugnarse por el civilismo, sobre todo en momentos en que entraba a la vida política nacional una nueva generación que no había participado en la Revolución armada.
Política
Relaciones con Estados Unidos: existían serios problemas pendientes, sobre todo de orden económico, los más importantes: a) las reclamaciones de los estadounidenses por las expropiaciones petrolera, ferrocarrilera y agraria hachas durante el cardenismo; b) la deuda externa.
Respecto al petróleo, en noviembre de 1941 se celebró un convenio. Precisamente cuando para Estados Unidos era inminente el conflicto de Japón. Mediante ese convenio el gobierno estadounidense retiraba su apoyo a las empresas petroleras que se obstinaban en reclamar una suma exorbitante de 450 millones de dólares como indemnización, que comprendía solo los bienes de la superficie y no la reserva petrolera, con lo cual el gobierno del país vecino aceptaba tácitamente que “todo el petróleo del subsuelo mexicano pertenecía a la nación”. Se establecía el pago global de las reclamaciones por daños a propiedades de ciudadanos estadounidenses en 40 millones de dólares, suma en la que se incluían todas las demandas por los daños causados durante la Revolución, y por las expropiaciones agrarias; se excluían tres millones de dólares que ya habían sido pagados por México y se estipulaba que el resto se liquidaría en varios plazos. En ese mismo acuerdo se concretó una adquisición anual de plata mexicana por 25 millones de dólares, un crédito de 40 millones de dólares para dedicarlo a estabilizar el peso, y la apertura de crédito con el Eximbank por 30 millones de dólares que se destinarían a la construcción de carreteras.
Trabajadores migratorios: un problema más en la relaciones entre México y Estados Unidos en el periodo 1940-1946 fue el de la migración temporal de trabajadores mexicanos a ese país, que aumentó a causa de la guerra en tanto los trabajadores agrícolas estadounidenses fueron reclutados por el ejército y se requería una gran cantidad de mano de obra para la producción de artículos destinados a satisfacer la demanda de los países aliados. El problema estribaba en que aquella migración era ilegal, puesto que el gobierno de Estados Unidos había decidido que no se necesitaban trabajadores extranjeros en ese momento, aún cuando fueron solicitados por los granjeros de las regiones cercanas con la frontera de México.
México ante la Segunda Guerra Mundial. Una vez que estuvieron en vías de solución los problemas con Estados Unidos sobre el petróleo, las reclamaciones y a deuda, y ante la actiud amistosa que demostró hacia México el gobierno de Roosevelt, era de esperarse que el presidente Ávila Camacho decidiera abandonar la neutralidad ante el conflicto mundial.
Economía y Sociedad
En el sector agropecuario la tendencia de la política agraria avilacamachista consistió en favorecer a la propiedad privada, por considerar más productiva que el ejido, y que según respondía mejor a las necesidades del momento de incrementar la producción agropecuaria, con el fin de satisfacer el mercado externo. Esta política de definió en el Segundo Plan Sexenal. En los primeros años del periodo se concentró la atención en el fomento a la agricultura de exportación, buscando cubrir la creciente demanda estadounidense durante la guerra, pero más adelante, el gobierno optó por fomentar y aun forzar el cultivo de productos básicos para el consumo interno.
Desarrollo industrial y proteccionismo. Durante el régimen de Manuel Ávila Camacho se prestó especial atención al fomento de la industria privada.
Durante ese periodo el papel de Estado fue significativo como promotor del desarrollo industrial y sus funciones consistieron en: 1) proporcionar el crédito que los empresarios requerían sobre todo en las industrias básicas, para lo cual se favoreció la expansión y consolidación de la banca privada.
2) crear una amplia infraestructura para lo cual se empleó el 55.1% de presupuesto en transportes y comunicaciones
3) establecer una política de impuestos bajos y extensiones fiscales.
4) aplicar una política arancelaria proteccionista, fundamentalmente cuando la industria resultó afectada por el acuerdo comercial con Estados Unidos.
En cuanto a la producción industrial, tomadas en conjunto la industria manufacturera y la de construcción, el periodo registra un aumento del 60%, siendo las industrias más dinámicas las siguientes: alimentaria, textiles, productos químicos, fundición y manufacturera de artículos metálicos, madera y muebles, y la de construcción.
La minería. Desde 1933 la producción minera había empezado a recobrarse de la caída que sufriera en 1930, y para 1937 se encontraba en franca recuperación, aún cuando no llegó a alcanzar los niveles de 1929, que fueron los más altos de su historia. No obstante aquella mejoría, la industria minera enfrentaba graves problemas, el primero de los cuales era que las reservas conocidas de metales se estaban agotando sin que las grandes empresas, en su mayoría extranjeras, estuvieran dispuestas a intervenir para explotar nuevos yacimientos. Además la producción minera tenía una alta carga de impuestos, mayor que la de otros sectores.
Comercio exterior. El comercio exterior estuvo considerablemente influido por el conflicto bélico mundial. A partir de 1939 se hizo manifiesto el cambio en la distribución geográfica del comercio exterior de México; si el año anterior el intercambio con Europa había representado un tercio de las importaciones y exportaciones, la situación había cambiado. A pesar de que se había elevado las ventas a Alemania y a Italia, para 1940 las exportaciones a Europa representaron solamente un 5.5% del total, decrecieron también las importaciones. Al final del sexenio de Ávila Camacho, menos del 4.6% de las importaciones provenían de Europa y se enviaban allá apenas un 2% de las exportaciones mexicanas; una situación similar se presentaba en las relaciones comerciales con Japón.
Problemas financieros; la inflación, causas y medidas de solución. En el aspecto de las finanzas, el sexenio de Manuel Ávila Camacho se caracterizó por el crecimiento del proceso inflacionario que se había iniciado en el régimen anterior, principalmente a causas de la política cardenista, que destinó buena parte del presupuesto a la construcción de obras públicas encaminadas a fortalecer al aparato productivo, recurriendo al financiamiento con préstamos al Banco de México, cuyo monto era superior a los ingresos de Estado.
Tal política provocó una devaluación en 1938 y, aunque hubo una leve recuperación en los últimos años del cardenismo, la inflación continuó aumentado después de 1940, a causa de que el gobierno de Ávila Camacho prosiguió con la misma política de gastar en obras de infraestructura y recurriendo al mismo tipo de financiamiento.
Con el propósito de controlar la inflación, el gobierno adoptó varias medidas monetarias en las que participó el Banco de México, cuya ley orgánica fue modificada con el fin de que permitiera elevar los depósitos obligatorios para regular la cantidad de dinero en circulación monetaria, pero fue indispensable efectuar un control sobre el comercio interno, sobre todo cuando empezaron a escasear los artículos de necesidad básica y los especuladores se dedicaron a encarecerlos de forma exorbitante; el gobierno decretó un control de precios y buscó incrementar la producción.
La justicia social y el movimiento obrero. La tensa situación creada por el cardenismo entre los capitales mexicanos se reflejó en los primeros momentos del sexenio de Ávila Camacho. Los empresarios pedían fuera reprimida toda manifestación obrera que pusiera en peligro el desarrollo de la industria, y se oponían principalmente a que los sindicatos intervinieran en asuntos políticos.
El gobierno de Ávila Camacho, que tendía hacia la consolidación, la unidad nacional y el fomento a la industrialización, hubo de dedicarse necesariamente a limar las asperezas entre patrones y obreros y, cuando llegó a darse un conflicto, mostró mayor dureza hacia los trabajadores.